El mes pasado, mis abuelos Aldemar y Cenelia celebraron el aniversario número 60 de su matrimonio. Mi hermano mayor no pudo asistir a la ceremonia (yo tampoco), pero envió unas emotivas palabras para dejar claro que, en la distancia, celebraba con toda la vida esta buena fecha. Aquí transcribo sus palabras:
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Queridos Papá y Mamá...
Hoy no estoy presente para celebrar con ustedes esta gran fiesta, pero lo estoy de corazón. Desde aquí mando mi abrazo más amoroso para los dos, me siento feliz y orgulloso de tenerlos aún con nosotros, y aunque sean pocos los días del año en que compartimos, esos días son los mejores, me llenan de amor y felicidad, porque si uno quiere sentir amor, solo basta con mirarlos a los ojos a ustedes, o sentir la mano carrasposa del abuelito sobándome la cara y la cabeza. Esa es una de las sensaciones más placenteras de mi vida.
Mi recuerdo más antiguo del abuelo es de cuando yo tenía 3 años: estábamos en Fátima, yo estaba sentado en la mesa grande redonda en el segundo piso, que me parecía enorme... pero en realidad era pequeña. Era tarde en la noche y, como costumbre familiar, estaban todos despiertos hablando de todo y de todos. Entonces la tierra tronó y todo se movió, el abuelo me cogió es sus brazos, y me sacó corriendo por la cocina hasta el patio, casi nos quemamos con una olla de aguapanela que se cayó al piso, al final estábamos en el patio, y todo se calmó, no había nadie más, todos habían corrido hacia la calle, yo en realidad no supe que pasó... hasta después de un tiempo, cuando que aprendí qué era un temblor. Pero ese recuerdo del abuelo conmigo, protegiéndome, con sus manos carrasposas en mis piernas, es la imagen de muchas y muchas ocasiones en la que me cuidó y sentí su amor protector.
De mi abuela mi recuerdo más antiguo es de la misma época: feliz cuidando sus matas y haciéndoles hacer oficio a todos, siempre sonriente y siempre haciéndonos sentir su amor protector, no dejando comer mantequilla a Mario, dandonos "traguitos" antes del desayuno... (esos traguitos no eran de guaro, eran de chocolate o aguapanela con leche), siempre la abuelita con su experiencia y conocimiento de la vida nos enseñó a ser todas una señoritas y todos unos cabelleros.
Hoy, despues de tantos años, llego a su casa y todavía a mi abuelo se le hace un nudo en la garganta al verme, me coge con sus manos carrasposas y me soba toda la cara, y me dice "tan bello mijito como los quiero" como si fuera la primera vez que lo hiciera; siempre me hace sentir ese amor inmenso que no le cabe en sus manos, y cuando me voy, me abraza fuerte, se le aguan los ojos, y con la mirada me dice que no quiere que me vaya, vuelve y me soba toda la cara, me bendice, y me dice "tan bello mijito, aqui los esperamos" y me voy nostálgico de no poder estar más tiempo allí.
Pero desde el día en que me fui por primera vez de su casa... tenía 5 años, y me aventuré a ir a los llanos, recibí el mismo amor, y sentí los mismos ojos cada que regresaba y volvía a irme. Es mi abuelo bello, al que no le cabe el amor que siente por todos nosotros, y del que me enorgullezco con su ejemplo de hombre trabajador y honesto, y lleno de amor infinito por todos nosotros.
Por eso hoy desde la distancia quiero decirles que los adoro, que gracias a ustedes y a todo lo que me enseñaron de sus valores, hoy soy una persona de bien, y me enorgullezco de que podamos compartir esta fecha especial todos unidos.
Papá y Mamá: los adoro!!!
2 comentarios:
Eso es lo bueno. Que a pesar de que ambos están lejos no dejan de celebrar lo que en realidad es IMPORTANTE en la vida.
Bueno alijuna...¡Saludos desde Venezuela!
Qué lindas manos. Las que escriben y las que palpan y besan.
(Creo que Julián escribe así porque otras manos le enseñaron cuán bello se siente ser querido así)
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