sábado, 26 de septiembre de 2009

Viene Clareando - Atahualpa Yupanqui

Ya hemos visto como hay viajeros que hacen su camino por la noche. Otros salen al clarear: ese momento en que el sol despunta en el horizonte es el tiempo para emprender la marcha. Tras las pesadillas del sueño, lleno de nostalgias y penas por todo lo que se deja; al amanecer, hasta en el más encogido corazón se comienza a clarear y a despejar las penas.

Cucho Márquez, sobre esta canción
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Quizá Cucho Márquez tiene razón: para algunos que parten, al clarear se comienzan a despejarse las penas del corazón por todo lo que se deja. Hoy yo prefiero contradecirlo, pues para otros (los que nos quedamos) al clarear comienza la angustia por la inminencia de la separación. Mientras sea de noche hay tranquilidad porque nadie va a partir en medio de la oscuridad, pero con el amanecer muere esa excusa y queda evidente que los pocos minutos que quedaban se fueron al cuerno.

Esta entrada la estoy escribiendo en medio de la madrugada, falta poco para que el día venga clareando y la pelirroja me diga: vidita, ya me voy. Hay muchos motivos para celebrar (siempre los ha habido) y a todas luces son buenas las noticias que la llaman desde el otro lado del atlántico, pero hasta la zamba se vuelve triste cuando se dice adios.

Esta es la canción que no se me sale de la cabeza hoy, que paso la última noche con mi pelirroja (al menos por unos meses). No es en el Aconquija sino en Monserrate que viene clareando y se acerca el momento de que con el pañuelo le esté diciendo: Vidita, adios

Disfruta mucho tu viaje, bonita. El sol saldrá dentro de poco, ya viene clareando mi padecer

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Viene Clareando
Música: Atahualpa Yupanqui.
Música: Segundo Aredes
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Vidita, ya me voy, de los pagos del Tucumán.
En el Aconquija viene clareando, Vidita,
nunca te he’i de olvidar.

Vidita, triste está, suspirando mi corazón.
Y con el pañuelo te voy diciendo: Paloma,
vidita, adiós, adiós.

Vidita, ya me voy,
y se me hace que no he 'i volver.
¡malhaya mi suerte tanto quererte,Vidita,
y tenerte que perder!
¡malhaya mi suerte tanto quererte!
Viene clareando mi padecer.

Al clarear yo me iré a los pagos del chaquivil,
Y hasta las espuelas te irán diciendo:-vidita,
no te olvides de mí.

Zamba sí, pena no: eso quiere mi corazón;
Pero hasta la zamba se vuelve triste,Vidita,
cuando se dice adiós.
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Versión de Atahualpa Yupanqui:


Versión de Carmen Palavecino


Versión de Los Chalchaleros

sábado, 12 de septiembre de 2009

El Tren Lento - Antonio Aguilar

Para continuar con este tema de las canciones que han empezado a remolonearme la cabeza con motivo del viaje de la pelirroja, recordé una canción muy favorita de mi abuelo aldemar (del cual tomé un versito como epígrafe en una de las primeras entradas de este blog, casi dos años ha), que él solía escuchar cuando yo era niño.

Cuando quise buscar esta canción para compartirla, me encontré con que ignoraba por completo quién la interpretaba, y la búsqueda en google resultó mostrando más nombres de los que hubiera esperado, entre ellos Lucho Vásquez (quien canta la versión que conocí de niño) y Antonio Aguilar (quien canta la versión más conocida y a quien no hay que confundir con este otro Antonio Aguilar, venezolano que canta una canción llamada "El Forastero")

Es obvio que las separaciones en la época en que fue compuesta la canción son bien diferentes a las de ahora (que con Skype, Messenger y correo electrónico hacen bien llevadera una separación), pero la sensación de desconsuelo del momento justo de la separación sigue siendo la misma, de lo contrario esta canción ya no tendría sentido que se cantara, y fíjense que no es así.

Y no es así, porque al suponerme impelido por la avalancha de motivos que tendré dentro de poco para que la sonrisa quede con varios días de incapacidad, esta canción resulta ser esas palabras que uno quisiera decir si fuera fácil verbalizar esta maluquera. Pero en mi caso, no va a ser un maldito tren sino un maldito avión el que se llevará mi alegría a tierras lejanas.


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El Tren Lento
Autor: Marcos Posada

El tren lento va partiendo
Sobre los hilos de acero
Y en él se va despidiendo
El amor que yo más quiero
Montañas y más montañas
Cruzan el tren como el viento
Dejándome aquí en el alma
Una tristeza un lamento

Ay ya se va, Sobre rieles con su vaivén
Llevándose mi alegría a tierras lejanas maldito tren

Corazón no te atormente No te entregues a la pena
Bien sabes que hay que ser fuerte Cuando un cariño nos deja
Mañana llegara el día con un destino sonriente
No habrá tristes despedidas, No habrán amores ausentes

Ay ya se va, Sobre rieles con su vaivén
Llevándose mi alegría a tierras lejanas maldito tren
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Esta es la versión de Antonio Aguilar



Esta es la versión de Lucho Vasquez, la que escuchaba Don Aldemar

domingo, 6 de septiembre de 2009

Despedida - Simón Díaz

En parte de las partes en que departes
vi que pronto partes para otras partes.
yo quedo aparte, pues si partes,
me partes de parte a parte.
En la Cartera - Jorge Pombo.
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La novedad del mes es que ya está confirmado que la pelirroja parte para otra parte, partiéndome de parte a parte al dejarme aparte.

Pero no es una mala noticia la que envuelve toda esta maluquera de saber que la sabré lejos dentro de poco, todo lo contrario. Ha sido un muy merecido reconocimiento el que ha tenido al serle otorgada su beca de maestría, entre más de cuatromil aspirantes, y estoy feliz por todo lo que va a lograr. Hay un enorme motivo para celebrar al lado del motivo para sentir de la nada, y desde ya, el vacío y el desconsuelo de su lejanía y de no poder mirar la luz que me brindan sus ojos.

De manera que ahora la pelirroja será una forasterita estudiosa, a 8000 km de aquí, disfrutando de una merecida suerte que yo también quisiera tener (y que también quisiera merecer). Pronto andaré en la pesquisa de una noticia parecida para mí. Por lo pronto, hoy canto de despedida esta canción de Simón Díaz, cortita pero muy bonita, porque no quiero que olvide mi nombre cuando esté a 8000 km de nuestra casa, y porque con toda seguridad mis ojos llorarán de pena su partida.
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Despedida (Simón Díaz)

Es tu sombra, insinuante, triste despedida,
y mis ojos llorarán de pena tu partida.
Ya no podré mirar la luz que me brindan tus ojos,
no podré complacer en tí tus cálidos antojos.
No quiero que olvides mi nombre, mi cielo,
mi vida se muere y espera,
no quieroque olvides mi nombre mi cielo,
mi vida se muere esperándote.