De todas maneras voy a recrear aquí la imagen que aprendimos a querer: la del pillo descalzo de sombrero roto gris con voz un poco áspera, overol sucio y mechones sobre la cara, porque es a éste Huck al que aprendimos a envidiar por su vida despreocupada, su holgazanería, su disposición a la aventura, su desescolarización, su independencia y, en resumen, todos los secretos que permite conocer el vivir en una casa en el árbol (Click Aqui para ver un video).
Este Huck se ve de repente entre dos opciones que no disfruta: O se convierte en un señorito educado que va a la iglesia al lado de la viuda Douglas o vive con su padre alcohólico que lo maltrata y quiere beberse su fortuna. Por eso decide escaparse y se encuentra con Jim, el esclavo negro que ha huido y que quiere trabajar para pagar su libertad. Huck hace aquí unas reflexiones muy sensatas, porque sabe que está pecando por ayudar al negro fugitivo, y que irá al infierno por eso, pero su corazón le dice que lo proteja y huyen juntos.
Aquí es donde realmente comienza lo bueno, cuando se vuelven unos forasteros que se las deben arreglar con el mundo desconocido que se les viene encima. La travesía de los dos los lleva Misissipi abajo en una aventura que los llevará a convivir con un par de estafadores (el duque y el Rey, que terminan siendo capturados gracias a Huck), con una familia que tiene guerra cazada con unos vecinos (y a la que al final asesinan) y con unos repentinos familiares de un conocido que le quitan el peso de encima de tener que seguirse escondiendo.
En este punto aparecen las páginas más divertidas, hilarantes y jocosas del libro. La manera en que planean la liberación de Jim es para desternillarse de la risa. El final llega con una pequeña sorpresa, pero uno lamenta que el libro tenga 200 páginas, en lugar de 2000 o 5000. Se leerían con igual gusto. Lo mejor del libro, quizá, la escena de la balsa en la niebla, Jim nos enseña una muy buena manera de descifrar los sueños
Huck es un forastero que se hace querer muy fácilmente. Un forastero que no encaja en el mundo que de repente le toca en suerte (es un amante absoluto de la libertad) y prefiere huir a la deriva, a lo que el azar quiera, vagabundeando sin mayor preocupación, aunque su situación sea tremendamente preocupante (viaja con un negro fugitivo por los estados pro-esclavitud) y la mayoría de las veces tampoco encaje en lo que va descubriendo. Mucho tiene para enseñar, compartir y hacer reir. Huck tiene un gran corazón, este forasterito los acompañará muy gratamente cuando se decidan leerlo