miércoles, 11 de mayo de 2011

¿Cómo presumir con un globo terráqueo? II


(La presente entrada es continuación de ESTA)

Este mes estuvo lleno de noticias con cubrimiento global por parte de la prensa. Algunas podrían parecerme irrelevantes, otras me parecerán una soberbia pendejada, pero resulta innegable que tuvieron cubrimiento milimétrico a nivel global. Tal vez por eso, entre el asesinato de Ernesto Sábato, la Beatificación de Osama Bin Laden, el Matrimonio de Juan Pablo II, la muerte del príncipe William a sus 99 años y las inundaciones de las EPS, han descuidado otras noticias igualmente importantes, con millones de seguidores pendientes y atentos.

Una de ellas es la que me motiva a escribir esta entrada, porque a partir de ayer, TODOS LOS GLOBOS TERRÁQUEOS HAN QUEDADO DESACTUALIZADOS, ya que la superpotencia de Samoa ha decidido cambiar del lado de la línea de cambio de fecha, de manera que la que está dibujada en cuanto mapa o mapamundi usted vea ya no es la verdadera, y allí tendrá una nueva oportunidad de ir a las librerías a presumir. La noticia completa puede leerse AQUI.

Decisiones como estas le dan un nuevo sentido a frases como "acabo de perder todo el día" o "Esta semana perdí mucho tiempo", porque el calendario oficial dirá que han pasado 48 horas cuando en realidad en tu reloj solo han transcurrido 24. Ese día, podrías aprovechar y decirle a tu novia samoana que sientes que a su lado "El tiempo pasa volando", pero tu jefe o tu profesor samoano te instigará a que "ahorres tiempo" haciendo tus tareas, así que puedes decirle has tenido poco tiempo para terminarlas.

Me pregunto si alguno de mis millones de lectores vive en Samoa. Si fue así, espero que no sienta que perdió su tiempo leyendo algo que ya sabía.

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Nivel experto para presumir con un globo terráqueo:

Aprenda a leer el analema que está dibujado en el océano pacífico y mire con desprecio a quien ni siquiera sabe qué es

lunes, 9 de mayo de 2011

Lautaro

Pensaba comenzar la entrada diciendo que pocas personas saben cómo me llamo, pero lo más exacto es decir que muchas personas no saben cómo me llamo. Especialmente mis contactos por internet y todas las personas que conocí jugando tenis de mesa.

En internet, mi usuario de blogger, de messenger, de skype, de wikipedia y de facebook no es mi nombre, y en tenis de mesa me conocen mejor por un pseudónimo que usé para una actividad del año 93 y resultó quedándome encima 18 años después.

Este pseudónimo es, precisamente "Lautaro", o para ser más exactos "Láutaro". La semana pasada se conmemoraron 454 años de la muerte de Lautaro, y entonces recordé todo este asunto con mi nombre. No es que me avergüence (por fortuna no me llamo Yuverney, Tormairover ni nada semejante), tampoco quiero llevar una vida paralela de super héroe que de día trabaja en la oficina de dirección pedagógica y por la noche combate el crimen en los artículos de wikipedia, pero desde que era niño me gustaba pensar que me llamaba diferente, y si la situación era bastante inofensiva, me presentaba con un nombre que no era el mío, porque a fin de cuentas no me iban a volver a ver.

Pero el pseudónimo de "Láutaro" trascendió, y me gustó que lo hubiera hecho: Así me llamaron los compañeros de un curso para aprender a escribir, cuando escogí este nombre al azar para inscribirme en un concurso de cuento. Ellos resultaron llamándome así en el salón de tenis de mesa, donde otras personas resultaron llamándome así. Cuando fui a competir a nivel de liga y en campeonatos nacionales, no daba mi verdadero nombre porque igual no iba a llegar a instancias que requirieran entregar documentación. Mi verdadero nombre resultó ser como la "lámpara de salir corriendo" que el patriarca colgaba junto a la puerta, lo usaba solo en casos de emergencia. Ocho años después, cuando ya tenía mi primer trabajo normal y tuve que dar mi nombre para firmar un contrato y cobrar un cheque, mi verdadero nombre me era tan ajeno que hasta me hubiera dado la misma llamarme como fuera, me sentía despertando con una tremenda amnesia. Luego me pasó esa resaca, asumí mi nombre y en mi entorno laboral sigo siendo el mismo de la cédula.

Con el advenimiento de internet volví a relegar mi nombre a la trastienda y a crear un pequeño personaje, el que habla en este blog, y sin llegar a ser un fanático de los MMORPG que pierden la noción de la realidad y luego no saben qué vida es la real, aquí sigo llamándome como no me llamo, forasteriando por internet.

La historia de Lautaro (el araucano, el héroe chileno) es bastante buena y la invito a leer. La mía está en ese punto muerto y enmarañado que tan bien le sale a Dostoievsky o a Solzhenitsin cuando quieren enredar la cuerda y alargar a las malas unas 200 páginas sus novelas, pero que a uno le resulta como caminar con el pantano a las rodillas. Y si comenzara a contar esta historia, me darían ganas de llamarte de otra manera