martes, 29 de mayo de 2007

José Larralde


Una mujer cantó. Desgarró la noche con la voz más bella que yo haya escuchado jamás. La voz más bella, la más dolida: clavada en el negro fulgor del empedrado, esa mujer cantó el alarido de todos los solos del mundo.

La Voz, Eduardo Galeano


Eduardo Galeano cuenta su encuentro con esta mujer de Praga, en una esquina de la calle Celetná. Dice que era paralítica, dice que se calló muy pronto cuando unos muchachos se burlaron, pero no dice qué cantaba la mujer, qué canción, qué palabras, o qué ritmo.

A mí también me pasó: Una vez, hace dos años, alguien Desgarró la noche con la voz más bella que yo haya escuchado jamás. La voz más bella, la más dolida: clavada en el negro fulgor del empedrado, esa voz cantó el alarido de todos los solos del mundo, y fue la voz de don José Larralde.

Desde entonces no he parado de escuchar esa voz, que no solo canta el alarido de todos los solos del mundo, ni su clamor y su desconsuelo, sino también su silencio, su forastereo. sus ganas de callar y de que nadie perturbe esas ganas de que la sonrisa arrastre los pies. Después de conocerlo, todo forastero mantendrá con gusto en su boca una canción de José Larralde y se sentirá acompañado cuando lo haga .

Les dejo sus palabras introductorias a su último álbum: A las once menos cuarto. De verdad que dan ganas de cebarse unos mates y sentarse a escucharlo


Siempre pensé, que a medida que pasaran los años, el hombre (o al menos yo) llegaría a dominar y manejar los sentimientos y los estados de ánimo de cada día, de cada hora, de cada minuto de la vida.

Siempre creí que el hombre madura a medida que va pudiendo controlar sus emociones y la mente era el gran director de esa compleja orquesta que es un todo, desde los pelos hasta las uñas de los pies.

Hoy, a mi edad, reconozco que no lo logré, y sigo obedeciendo los requerimientos de todos y cada uno de mis órganos: mi corazón, mis tripas, mis riñones y a todas las sensaciones que me producen, hasta el más enclenque de mis glóbulos, en una palabra, soy un esclavo de mí mismo, y lo peor es que no me puedo sustraer, aún negándome, a tal dictamen.

Quizá sea, porque soy el producto de un tiempo que no pasa, pero que obligadamente yo, paso por él, desconcertado a veces, lastimado y lamiendo mis heridas, las viejas y las nuevas, las heridas que la vida pone en la vereda de enfrente y uno, inexorablemente cruza la calle del "son mías" y cuando ya no tiene en el cuerpo y el alma donde ponerlas, las mete en los bolsillos por "si mañana me quedo sin ninguna".

Eso soy, creo que eso soy, simplemente un "coso" acostumbrado a estas cosas. Creo que algunas están en estas canciones. Gracias

JOSE LARRALDE

Algunas no, Muchas de "estas cosas" están en sus canciones. Don José Larralde será un invitado frecuente por aquí. Ya ha venido a mostrarnos sus Décimas de Jacinto Luna, su Como yo lo siento, su Colono y su Forastero. Pronto vendrá con muchas más

Gracias a usted, Don José.
Aqui, el grupo Facebook de Fanáticos de José Larralde

viernes, 25 de mayo de 2007

Santa Maria de Iquique (Quilapayun)

Señoras y Señores: venimos a contar aquello que la historia no quiere recordar. Pasó en el Norte Grande, fue Iquique la ciudad. Mil novecientos siete marcó fatalidad. Allí al pampino pobre mataron por matar. Seremos los hablantes diremos la verdad.
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Con estas palabras comienza la cantata de Santa María de Iquique, trabajo del grupo Quilapayún que canta a la matanza de la Escuela de Santa María, en donde fueron asesinados 3600 obreros mineros hace 100 años. La letra completa la pueden encontrar aqui

Hoy traigo una de las canciones más hermosas de ese trabajo, que suele llamársele "Vamos mujer" aunque en el índice del trabajo se llama "Canción II". Es a mi juicio la mejor de todas, la que puede hacernos sentir el temblor de huesos, el miedo, y la desesperanza que la historia no es capaz de transmitir, sin recurrir a amarillismos, sin ser melodramática ni cursi. Una canción que ningún forastero quisiera sentir en la propia carne, aunque a veces nos toca.

Toda la canción (especialmente el final) cuenta con un diálogo entre una quena grave y una aguda, que yo asocio con el diálogo entre el hombre (narrador) y su mujer. Ese diálogo muestra más angustia y desesperanza que lo que pueden decir las palabras de la canción, que en realidad parecen esperazadoras y llenas de buenas intenciones. Pareciera que el narrador también quisiera (y no lograra) convencerse de lo que está diciendo y que no lo pone en duda para no entristecer a su mujer. Como cuando una madre consuela a su hijo que está temeroso por una tormenta, estando ella misma temerosa. "Todo va a estar bien", parece que dijera, y nosotros parecemos estar convencidos de que no será así.

Cuando escucho esta canción, esto de ser un forastero parece ser solo un juego de novatos

Cancion II: Vamos Mujer

Vamos mujer, partamos a la ciudad.
Todo será distinto, no hay que dudar.
No hay que dudar, confía, ya vas a ver,
porque en Iquique todos van a entender.

Toma mujer mi manta, te abrigará.
Ponte al niñito en brazos, no llorará.
No llorará, confía, va a sonreír.
Le cantarás un canto, se va a dormir.

¿Qué es lo que pasa?, dime, no calles más.

Largo camino tienes que recorrer
atravesando cerros, vamos mujer.
Vamos mujer, confía, que hay que llegar
en la ciudad podremos ver todo el mar.

Dicen que Iquique es grande como un Salar,
que hay muchas casas lindas, te gustarán.
Te gustarán, confía, como que hay Dios,
allá en el puerto todo va a ser mejor.

¿Qué es lo que pasa?, dime, no calles más.

Vamos mujer, partamos a la ciudad.
Todo será distinto, no hay que dudar.
No hay que dudar, confía, ya, vas a ver,
porque en Iquique todos van a entender.
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jueves, 24 de mayo de 2007

Mi amigo el camino (Reynaldo Armas)


Bonito título el de esta canción de Reynaldo Armas que hoy me juguetea en los labios. "Mi amigo el camino" son palabras que nos quitan el miedo del cuerpo ante una travesía, sea de las pequeñas o de las definitivas sin retorno. Muy pocos tendrían el ánimo de llamar amigo al camino que los aleja de su lugar tranquilo y caliente, y si son de aquellos que dicen maldito tren a lo que nos aleja, también se despacharán contra el camino por el que nos largamos, más aún si sólo nos vieron la espalda y son de los que ven fraudes y traiciones en donde hay despedidas, o ven cinismo donde hay sinceridad.

La canción es una elegía completa al andar de paso, celebrando aquella invisible compañía que no nos hace sentir solos aunque no haya nadie en kilómetros a la redonda. A veces los caminos cuentan secretos y se dejan leer por quien quiera aprender su lenguaje, como lo hizo Dersú.

Los últimos versos de la canción son de ésos que jamás quisieran escuchar aquellos que dejamos: Ojalá nunca me canse, nunca me canse para nunca regresar: Si la suerte está en nuestra contra se puede terminar regresando, pero eso jamás ha sido lo que se ha deseado. En cuanto se te pase el cansancio, Forastero, te volverás a dejar seducir por tu amigo el camino, y habrá alguien que lo malinterpretará.

Por eso tambien canto: Ojalá nunca me canse...


Mi Amigo el Camino (Reynaldo Armas)

Mi amigo el camino me regaló con ternura
la frescura de un ambiente natural
un trinar de pajarillo , primor de un campo florido
bajo un cielo vegetal

Mi amigo el camino también me dio su consuelo
y me dijo que nunca fuese a llorar
el bien sabe que la vida esta llena de sorpresas
y hay que perder y ganar

Unos suben y otros bajan, todo tiene su final
se apagarían las estrellas si con la mano se lograran alcanzar
para existir los colores tiene que haber dimensiones
con calor de humanidad.

Mi amigo el camino sin exigir recompensa
me acompaña desde el jagüey hasta el mar
zarpa la barca del tiempo y concierto de gaviotas
me invita para soñar

Mi amigo el camino me enseñó a cruzar los ríos
el estero la montaña y el palmar
dio matiz a mi canción, refrescó mi inspiración
con brisas del chaparral

Camino triste que hiciste, un día tendrá que llegar
voy a seguir esos pasos aunque mañana me pierda en la soledad
ojalá nunca me canse, nunca me canse,
para nunca regresar.
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miércoles, 23 de mayo de 2007

El Principito

Cuando te hayas consolado (siempre se consuela uno) estarás contento de haberme conocido. Serás mi amigo y tendrás ganas de reír conmigo. Algunas veces abrirás tu ventana sólo por placer y tus amigos quedarán asombrados de verte reír mirando al cielo. Tú les explicarás: "Las estrellas me hacen reír siempre". Ellos te creerán loco. Y yo te habré jugado una mala pasada...

El Principito, Capítulo XXVI


Todo el contenido de esta maravillosa obra podría usarse para tratar de explicar muchos aspectos del ser forastero. El libro entero está lleno de experiencias, reflexiones y anécdotas de quienes se van, quienes esperan, quienes quieren regresar, quienes se arrepienten de haberse ido. El principito llega a ser un forastero de los que se larga, de los que no encaja, de los que se arrepienten de haber partido, en muchos casos reniega de ser uno, pero siempre logra comportarse y tomar decisiones consecuentemente a su sino forastero.

Mucho podría hablarse de cada aspecto, pero hoy quiero hablar solo de lo que me pone a pensar la cita que menciono arriba: El principito trata de decirle a su amigo piloto que no se ponga triste por la separación, que hay mucho para celebrar y no valdría la pena ponerse triste, que al final logrará consolarse y el recuerdo de lo vivido bastará para hacerlo feliz.

Para muchos, hablar de esta manera puede provocar irritación ante tanto cinismo y desparpajo: Decir sin pudor que se irán de tu lado tras haberte domesticado, sin importar la falta que puedas hacer y asegurar que te vas a consolar sin sugerir siquiera cómo, y acentuando que para ése forastero el asunto de separarse y consolarse es muy fácil y que tú deberías hacer lo mismo y seguir su ejemplo puede parecer el colmo de la falta de empatía por el dolor de la separación. Por fortuna el piloto comprendió: No entorpecer los planes del principito fue la mejor manera de respetar el afecto que le tenía, que era enorme según puede leerse:

Me quedé de nuevo helado por un sentimiento de algo irreparable. Comprendí que no podía soportar la idea de no volver a oír nunca más su risa. Era para mí como una fuente en el desierto

Qué bueno que el piloto también entiende que la separación no significa traición, ni fraude, ni farsa, ni deslealtad. Igual lo comprendió el zorro, que antes de ser domesticado sabía que el principito no iba a quedarse para siempre, y que podía consolarse por el color del trigo. Algunos verán arrogancia en la actitud del principito cuando le dice al zorro:

-¡Ah! -dijo el zorro-, lloraré.
-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...


Pero no es arrogancia, ni prepotencia, ni desprecio por los bonitos sentimientos ajenos. Es solo que, para el principito, domesticar no significa atarse (Qué bueno que el zorro lo entendió). El Piloto también lo entendió, por eso, y muy a pesar de desear que el principito no se fuera, decide respetar sus decisiones

-Esta noche ¿sabes? no vengas...
-No te dejaré.
-Pareceré enfermo... Parecerá un poco que me muero... es así. ¡No vale la pena que vengas a ver eso...!
-No te dejaré.

Muy parecido a la decisión de Dersú y del capitán, en la anterior entrada de este blog. Mal hubieran hecho en retener a los forasteros.

Hace falta más zorros, más pilotos, más capitanes exploradores

sábado, 12 de mayo de 2007

Dersu Uzala


Hace tiempo quería hablar de algunos forasteros que la literatura, la música o el cine me permiten conocer. Los traeré con regularidad siempre que se pueda. Anoche conocí a Dersú, un cazador de la taiga siberiana que por casualidad resulta sirviendo de guía a un grupo de exploradores militares.

Quizá sea raro pensar en Dersú como un forastero si nunca salió de la taiga, pero andar viajando no es la única manera de ser Uno. Dersú conoce la taiga mejor que nadie, conoce sus habitantes, caminos y secretos, y sabe leer la historia que cuentan las huellas del camino. Su vejez y su incipiente ceguera lo obligan a aceptar la hospitalidad del capitan explorador y pasa una temporada en la ciudad, en donde se siente por completo un forastero de los que no encajan. No entiende la ley, no entiende el comercio. Al final decide regresar a las montañas.

Lo que más sobresale en su personalidad es su sentido de respeto, amistad y solidaridad, aún con animales, seres inanimados o personas desconocidas (En una parte, Dersú se pone a reparar una vieja cabaña para que la pueda usar alguien que llegue después, y sugiere que se le deje algo de arroz y sal para que ese desconocido pueda comer). Dersú se hace querer muy fácilmente por la tropa, todos respetan su opinión y sugerencias, y se entristecen bastante cuando deciden separarse

No hay reproche de ningun tipo, más bien un enorme sentimiento de gratitud por haber tenido la suerte de haberlo tenido cerca, los mejores deseos para el futuro y la esperanza de volverse a ver. La separación no significa que nunca hubo amor ni respeto, significa simplemente que los caminos se separan. Fue bueno haberlo andado juntos, pero desde el comienzo se sabía que no eran los mismos, solo que compartían un tramo. Dersú se aleja sonriente, el capitán también.

La escena más emotiva es quizá el reencuentro de los amigos, que tratan de abrazarse pero un arbol caído se los impide. Cuando un forastero se va, no significa que no quiera volverte a ver, sólo que no puede asegurar cuándo sucedera eso. Dersú regresa y todo se vuelve motivos para sonreir. Dersú se va a vivir a la ciudad pero no logra encajar y al final hay otra separación.

Muchos habrá que ven en la primera separación un fraude a los lazos afectivos construidos, y en esta segunda separación una total ingratitud y desprecio por la hospitalidad del capitan o la amistad de su familia. Rechazar una cómoda casa, calientita, bien ambientada, por irse de regreso a las montañas agrestes puede parecer un despropósito, una descortesía, ganas de desbaratar todo un armazón de buenos sentimientos y amistad.

Dersú es un Forastero, mal haría el capitán en hacerlo cambiar para que recibiera sus muestras de afecto y gratitud. Si Dersú las rechaza no es por descortés, si Dersú le resta importancia a la enorme gratitud del Capitán no es por arrogancia, si se separan no es porque la amistad sea débil. Qué bueno que el capitán lo entendió (ahora tendrá que explicárselo a su hijo), qué bueno que Dersú fue comprendido. Qué bueno que hubiera más personas como ese capitán, que no censuran al forastero ni a sus decisiones, que no se molestan si el camino los separa o se rechaza la hospitalidad, que entienden que su lugar no está junto a la chimenea, aburrido y triste sino afuera, aunqe haga frío.

Monumental, Kurosawa. Ahí te va un brindis por Dersú

viernes, 11 de mayo de 2007

Volta Pro morro (Beth Carvalho)


Hace mucho que quería traer por aquí a Beth Carvalho, que no sólo tiene la mejor voz posible para cantar en portugués, sino que tiene la mejor voz para escuchar con la luz apagada si no queires ver nada, para sentirse abrigado si hace frío, para que te rascan la cabeza si hace desconsuelo o para que te dejan tranquilo si te hartaste de todo. ¡Vaya voz la de Beth!

Muchos son los títulos que merecerían estar en la banda sonora del forastero (Este, por ejemplo). Este que traigo hoy parece muy apropiada para el momento, aunque no está cantada desde la perspectiva del forastero, sino de quienes se quedaron y lo vieron partir. Siempre habrá gente que extrañe al forastero (cuán desconsolador sería lo contrario), pero también habrá los que recriminan al forastero por haberse ido (Pois o neguinho que você deixou, Nunca mais compôs, nunca mais cantou), y pareciera que lo culpan de lo malo que se volvió todo (Com a sua tristeza a alegria do morro acabou).

Pero no lo hacen de mala fe, la canción entera es un himno a la esperanza: al forastero se le recuerda muy bien y hasta se le da el poder de hacer que vuelva la alegría (Mas se você voltar Vamos ter samba bonito, Todo mundo vai cantar) y que nuevamente nossa escola sea a primera. Toda una fiesta de brazos abiertos al forastero.

Pero, ¿Si el forastero es de los que se largan y no vuelven? no puede ser su culpa que la escola agora só tenha samba frio, y no pueden culparlo de no volver. Intenta chantajear al forastero y él se largará de nuevo, aunque la canción sea tan hermosa como esta


VOLTA PRO MORRO (Beth Carvalho)

Volta pro morro
Seu lugar ainda está vazio
Venho pedir socorro
Pra nossa escola que agora só tem samba frio

Pois o neguinho que você deixou
Nunca mais compôs, nunca mais cantou
Com a sua tristeza a alegria do morro acabou

Mas se você voltar
Vamos ter samba bonito
Todo mundo vai cantar
Vou marcar um novo grito
Para lhe entregar a bandeira
E a nossa escola vai ser novamente a primeira
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jueves, 3 de mayo de 2007

Guanebucán


No siempre todo es tan difícil para el Forastero. En el camino siempre resulta gente amable que te recibe y te hace sentir que esto de largarse tiene sus cosas que valen la pena, cosas que nunca habrías vivido si te hubieras quedado. Un buen ejemplo de ello es el grupo Guanebucán de Riohacha, que el pasado 1º de mayo celebró su aniversario con la tradicional competencia de natación en aguas abiertas.

Esta foto, tomada desde el muelle y en cuyo margen derecho se puede ver un edificio amarillo y rojo que marca el punto de llegada de la competencia, muestra el último de los seis kilómetros de recorrido. Tuvimos la fortuna de contar con unas cuantas nubes que apaciguaron el sol, pocos sedimentos llegados desde el río y ninguma ponzoñosa aguamala acechando la ruta. También tuvimos la fortuna de ser muchos, en agua y en tierra, los que quisieron ayudarnos y darnos ánimo, mucho lo que hay para contar, muchas las ganas de escucharnos, y muchas las ganas de volverlo a hacer.

El ocurro del mes fue sin duda la celebración del día Guanebucán, el ocurro de los años que dure en esta ciudad va a ser el haber podido ser parte de este grupo, que tan bién ha recibido al forastero