Ya hemos visto como hay viajeros que hacen su camino por la noche. Otros salen al clarear: ese momento en que el sol despunta en el horizonte es el tiempo para emprender la marcha. Tras las pesadillas del sueño, lleno de nostalgias y penas por todo lo que se deja; al amanecer, hasta en el más encogido corazón se comienza a clarear y a despejar las penas.
Quizá Cucho Márquez tiene razón: para algunos que parten, al clarear se comienzan a despejarse las penas del corazón por todo lo que se deja. Hoy yo prefiero contradecirlo, pues para otros (los que nos quedamos) al clarear comienza la angustia por la inminencia de la separación. Mientras sea de noche hay tranquilidad porque nadie va a partir en medio de la oscuridad, pero con el amanecer muere esa excusa y queda evidente que los pocos minutos que quedaban se fueron al cuerno.
Esta entrada la estoy escribiendo en medio de la madrugada, falta poco para que el día venga clareando y la pelirroja me diga: vidita, ya me voy. Hay muchos motivos para celebrar (siempre los ha habido) y a todas luces son buenas las noticias que la llaman desde el otro lado del atlántico, pero hasta la zamba se vuelve triste cuando se dice adios.
Esta es la canción que no se me sale de la cabeza hoy, que paso la última noche con mi pelirroja (al menos por unos meses). No es en el Aconquija sino en Monserrate que viene clareando y se acerca el momento de que con el pañuelo le esté diciendo: Vidita, adios
Esta entrada la estoy escribiendo en medio de la madrugada, falta poco para que el día venga clareando y la pelirroja me diga: vidita, ya me voy. Hay muchos motivos para celebrar (siempre los ha habido) y a todas luces son buenas las noticias que la llaman desde el otro lado del atlántico, pero hasta la zamba se vuelve triste cuando se dice adios.
Esta es la canción que no se me sale de la cabeza hoy, que paso la última noche con mi pelirroja (al menos por unos meses). No es en el Aconquija sino en Monserrate que viene clareando y se acerca el momento de que con el pañuelo le esté diciendo: Vidita, adios
Disfruta mucho tu viaje, bonita. El sol saldrá dentro de poco, ya viene clareando mi padecer
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Viene Clareando
Música: Atahualpa Yupanqui.
Música: Segundo Aredes
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Música: Segundo Aredes
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Vidita, ya me voy, de los pagos del Tucumán.
En el Aconquija viene clareando, Vidita,
nunca te he’i de olvidar.
Vidita, triste está, suspirando mi corazón.
Y con el pañuelo te voy diciendo: Paloma,
vidita, adiós, adiós.
Vidita, ya me voy,
y se me hace que no he 'i volver.
¡malhaya mi suerte tanto quererte,Vidita,
y tenerte que perder!
¡malhaya mi suerte tanto quererte!
Viene clareando mi padecer.
Al clarear yo me iré a los pagos del chaquivil,
Y hasta las espuelas te irán diciendo:-vidita,
no te olvides de mí.
Zamba sí, pena no: eso quiere mi corazón;
Pero hasta la zamba se vuelve triste,Vidita,
cuando se dice adiós.
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Versión de Atahualpa Yupanqui:
Versión de Carmen Palavecino
Versión de Los Chalchaleros
3 comentarios:
Tal vez el año entrante me cantes tú esta canción...gracias por tus letras, bonito. Un beso.
Me gustaria que incluyas Viene clareando pero en la versión de Los Tucu Tucu, espero que la puedas oir, esa es la que más me gusta, saludos
No la he logrado encontrar, gustavo. ¿No tienes un enlace para escucharla?
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