sábado, 29 de septiembre de 2007

Barry Farber

Cuando aprendes un nuevo idioma, eres aceptado como voluntario de honor en la cultura de otras personas.
Barry Farber
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No sabría decir, al igual que en el cuento del huevo y la gallina, qué es lo que viene primero: El ser forastero o el gusto por los idiomas.

Otra de los motivos por los que muchos nos miran de manera sospechosa y se hacen señas con otros como queriendo decir "y esté tipo qué?" es esa cosquillita que tenemos dentro y que nos llena toda la cara de sonrisas cuando pensamos en la delicia de aprender otro idioma, aunque muchas veces se quede en pura fantasía.

Pero no es culpa nuestra sentirnos como Tarzán en Manhattan solo porque sonreimos al suponer que podríamos hablar Húngaro, Eslovako, Swahili, Yoruba, Urdu, Tagalog o Arhuako y divertirnos con ello. Si no encontramos eco a nuestro sueño es porque demasiadas personas andan por ahí soñando con rumba, carros, joyas, matrimonios, bebés, liposucciones, hoteles cinco estrellas con meseros de corbatín, por referirnos solo a los sueños que impliquen esfuerzos a largo plazo para cumplirse.

También influye el hecho de vivir en Colombia, en el centro mismo de Latinoamerica, pues la mayoría de las personas no necesita saber más que español para decir sus pendejadas habituales pues se encuentran bastante lejos de las fronteras lingüísticas relevantes más próximas, y resalto relevantes porque muchos consideran que las docenas de lenguas indígenas que se hablan aqui no representan ningún tipo de capital cultural, sino más bien un estorbo que les impide a ellos (los indígenas) civilizarse. Una de las opiniones más detestables y tontas posibles, no por ello escasa. La escucho por aquí con bastante frecuencia.

Por fortuna, como pepita de oro entre el montón de piedras aparece uno que otro forastero deschavetado que se apasiona con los idiomas y es capaz de contagiar esa pasión, y entonces aprendemos las ventajas y las delicias de hablar otro idioma y que el asunto no es raro, que los políglotas no son predestinados por los astros, ni tocados por ángeles ni hicieron pactos con el diablo para serlo. Simplemente son personas que se sentaron juiciosas a Estudiar, que superaron las dificultades propias de la primera "segunda lengua" y siguieron adelante con muchas más

El Amigo Barry Farber es uno de esos forasteros que son capaces de contagiar la pasión que les hace hervir la sangre y ponerse tanta sonrisa en la cara que se le derrama por los lados. Es a mi juicio un perfectóglota cuyo amor por los idiomas lo condensó en un libro con título bastante sugestivo: How to Learn Any Language - Quickly, Easily, Inexpensively, Enjoyably and On Your Own, que ya había mencionado cuando hablé del método PIMSLEUR y al que le dedico esta entrada del blog.

En ese libro, el buen Barry cuenta la historia de su relación de enamoramiento con los idiomas (en unos casos es Matrimonio, en otros es noviazgo, en otros unas cauntas citas), cuenta la manera como aprendió la mayoría de ellos, las motivaciones que en su momento tuvo, pero lo más importante cuenta cómo aprendería idiomas hoy si pudiera comenzar otra vez desde cero.

En el asunto de las motivaciones, que es el que verdadera mente marca la diferencia entre quienes compran los cursos de inglés para adornar su pared y los que realmente se deleitan con las mieles de ser angloparlante, Barry habla así de algunas que tuvo:

Mis motivos para aprender varios idiomas están en un intervalo entre Suerte y energía juvenil (Noruego), necesitar una herramienta vital en mi trabajo (Español), ayudar a refugiados (Húngaro), para tener alguna cita con una mujer como las que me gusta (Sueco) y probar que yo no fui un idiota por casi perder latín. (Chino)

Para un forastero, nada tan atractivo como hablar el mayor número de idiomas posible. Va un poco de la mano con las ganas de viajar por todo el mundo, pero como puede viajarse sin saber un rábano de otro idioma (y aprender idiomas para nunca salir del pais) muchos descartan a priori la posibilidad de comerse estos dos postrecitos al tiempo. Pero a nosotros, esta posibilidad se presenta como una relevante escalada de posiciones camino al nirvana.

Muchas gracias al amigo Barry Farber, por contagiarnos esa pasión. Según sus propios cálculos, yo podré hablar 25 idiomas a una edad menor que la que él tenía cuando lo consiguió

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Barry Farber:
Me parece increible encontrar tu nota y sentirme tan identificado al 100% con cada palabra que decís,. encontrar a alguién con mi misma pasión. A mi nadie me comprende cuando les digo a mis amigos que me siento tan enamorado de los idiomas, siempre me pregunto ¿qué es lo que tiene un idioma que me invita a estudiarlo? No sé, solo se que es la sensación más satisfactoria que tengo para conocer otras culturas. Hay cosas que solo se comprenden estudiando el idioma. Espero que sigas escribiendo más notas. Saludos!
Good bye!
Ci vediamo!
Au revoir!

Paty Solorzano dijo...

Hola Forastero:
Me gustó muchisimo post de Barry Farber, por ello me encantaría leer su libro: How to Learn Any Language - Quickly, Easily, Inexpensively, Enjoyably and On Your Own...quisiera saber si me podrías decir donde descargar el pdf... eso me sería de mucha ayuda.

Gracias,
Paty Solorzano

PD: amo tu blog :)

El Forastero dijo...

Hola Paty

No sé si sea fácil de encontrar por google. Si no lo encuentras, te lo puedo pasar por correo si me pasas tu dirección

Saludos

Julio Morales dijo...

De aquí se puede descargar el libro de Farber.

Julio

http://www.mediafire.com/?zzdnnn4ddtu