viernes, 25 de mayo de 2007

Santa Maria de Iquique (Quilapayun)

Señoras y Señores: venimos a contar aquello que la historia no quiere recordar. Pasó en el Norte Grande, fue Iquique la ciudad. Mil novecientos siete marcó fatalidad. Allí al pampino pobre mataron por matar. Seremos los hablantes diremos la verdad.
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Con estas palabras comienza la cantata de Santa María de Iquique, trabajo del grupo Quilapayún que canta a la matanza de la Escuela de Santa María, en donde fueron asesinados 3600 obreros mineros hace 100 años. La letra completa la pueden encontrar aqui

Hoy traigo una de las canciones más hermosas de ese trabajo, que suele llamársele "Vamos mujer" aunque en el índice del trabajo se llama "Canción II". Es a mi juicio la mejor de todas, la que puede hacernos sentir el temblor de huesos, el miedo, y la desesperanza que la historia no es capaz de transmitir, sin recurrir a amarillismos, sin ser melodramática ni cursi. Una canción que ningún forastero quisiera sentir en la propia carne, aunque a veces nos toca.

Toda la canción (especialmente el final) cuenta con un diálogo entre una quena grave y una aguda, que yo asocio con el diálogo entre el hombre (narrador) y su mujer. Ese diálogo muestra más angustia y desesperanza que lo que pueden decir las palabras de la canción, que en realidad parecen esperazadoras y llenas de buenas intenciones. Pareciera que el narrador también quisiera (y no lograra) convencerse de lo que está diciendo y que no lo pone en duda para no entristecer a su mujer. Como cuando una madre consuela a su hijo que está temeroso por una tormenta, estando ella misma temerosa. "Todo va a estar bien", parece que dijera, y nosotros parecemos estar convencidos de que no será así.

Cuando escucho esta canción, esto de ser un forastero parece ser solo un juego de novatos

Cancion II: Vamos Mujer

Vamos mujer, partamos a la ciudad.
Todo será distinto, no hay que dudar.
No hay que dudar, confía, ya vas a ver,
porque en Iquique todos van a entender.

Toma mujer mi manta, te abrigará.
Ponte al niñito en brazos, no llorará.
No llorará, confía, va a sonreír.
Le cantarás un canto, se va a dormir.

¿Qué es lo que pasa?, dime, no calles más.

Largo camino tienes que recorrer
atravesando cerros, vamos mujer.
Vamos mujer, confía, que hay que llegar
en la ciudad podremos ver todo el mar.

Dicen que Iquique es grande como un Salar,
que hay muchas casas lindas, te gustarán.
Te gustarán, confía, como que hay Dios,
allá en el puerto todo va a ser mejor.

¿Qué es lo que pasa?, dime, no calles más.

Vamos mujer, partamos a la ciudad.
Todo será distinto, no hay que dudar.
No hay que dudar, confía, ya, vas a ver,
porque en Iquique todos van a entender.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nada es lo que parece...ser forastero en este caso es un juego de niños....sus palabras destilan ganas de quedarse.

El Forastero dijo...

no de niños, si no de novatos

Ganas de quedarse siempre hay, lo que cambia es el lugar en el que nos queremos quedar.

Y siempre voy a preferir quedarme si la otra opción es sacarme de la tierra a las malas, como a estos mineros de iquique