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La primera vez que viajé en bus por la troncal del caribe me sorprendí al ver que se subían al bus vendedores de pollo asado y carne a las brasas (para infortunio del poco aire que hay para respirar). Más adelante subió otro vendiendo algo con este pregón, dicho a toda velocidad:
- A la orden lokeke lokeke lokeke lokeke
La curiosidad pudo vencerme, y le pregunté al lugareño qué era lo que vendía.
- Son keikes, patrón.
No pregunté qué rayos era un keike porque me tenía merecida la perogrullada por preguntar mal, de modo que compré mil pesos de keikes con la esperanza que fueran sabrosos.
Pues bien, Los dichosos keikes sabían a lo que en Caldas llaman "cucas", pero son más esponjosos, de forma cuadrada, algo más dulces y con algunos sólidos que recuerdan vagamente al coco y la nuez. Estuvo bien.
Poco después tuve que viajar por esa troncal 10 días cada mes durante todo un año, y encontrarse con keikes fue bastante frecuente. Se subía con su canasto en Pente Bomba (a 40 km de Riohacha) y comenzaba a hacer lo suyo.
- A la orden lokeke lokeke lokeke lokeke, fresquecitos lokeike...
Yo le decía Keikes, porque nunca se me ocurrió preguntarle el nombre (A veces yo pensaba "ojalá se suba keikes, porque tengo hambre").
Cuando uno anda forastereando, es frecuente encontrar personas como él, dispuestas a ayudar, a servir, siempre atentas. A veces se suben y uno no los necesita, no por eso guardan rencor o se vuelves displiscenten. A veces uno simplemente está harto y no quiere saludar, y ellos pasan de largo y más adelante se bajan y cero problemas. La próxima vez que se suban volverán a sonreir.
No importa si eres de los que se queda, de los que se larga, o si eres un bus que recoge y deja gente según la oferta, siempre podrás encontrár algún keikes que te facilite el trayecto llenándote las entrañas o haciéndote sonreir; siempre los encontrarás en el lugar en el que los buscas, y siempre sabes qué pueden ofrecerte y qué no. En este caso, entre puente bomba y el peaje de Tigrera, Keikes puede ofrecerte torticas dulces.
Muchas gracias a keikes por el hambre calmada tantas veces, muchas gracias a quienes, como keikes, se suben a este bus unos minutos para ayudarme, para brindarme lo que tienen para ofrecer... pero especialmente gracias porque finalmente se bajan!
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