La canción de Facundo Cabral hubiera ambientado muy bien esta historia de desapego y de encuentro de bienestar y felicidad en cosas pequeñas. También es evidente que no es un sentimiento de misantropismo el que lo lleva a hartarse de todo y largarse de una vez, porque en el camino logra hacer vínculos muy valiosos con toda clase de personas. Su travesía siempre está motivada por la necesidad de buscar la propia raíz de la felicidad que busca, parece en todo momento que Ser feliz es su color de identidad y que se deleita cantando que no soy de aquí ni soy de allá.
Esta canción también hubiera podido ambientar algunas escenas, especialmente en las partes en las que hace referencia a las cosas que lo hartaron en su momento hasta que ya no lo soportó. Christopher un día simplemente se hartó y punto. Arrancó de una vez su forastereo y rompió con cualquier lazo que lo atara a su pasado. En el camino encontró keikes y solventes no acuosos que lo supieron acompañar, de unos y otros aprendió mucho y ellos le permitieron fortalecer aún más esa voluntad que ya era irreductible. Sobresale siempre que su carácter jovial no está nunca en contravía con su absoluto desapego, la manera en que empatiza con otros no compromete su deseo de marcharse a seguir lo que desde hace tiempo sabe que busca. Su desapego no es ingratitud, y es una fortuna que otros lo comprendan. Cuando se separa de alguien parece como si cantara: Es hermoso partir sin decir adios, pero soy palomo torcaz, dejadme en paz.
Las décimas de Jacinto Luna hubieran ambientado aquellas partes de la película en las que mostraban las relfexiones de su familia después de la desaparición de Christopher. La incomprenisón de los motivos, los procedimientos y las decisiones de un muchacho al que no le faltaba nada para tener éxito en la vida. También hubieran ambientado los momentos en los que la suerte fue adversa y hay que comprender que no queda más remedio que aceptarla, porque la otra opción (dejar de ser Forastero) no vale la pena considerarla Siquiera.
Christopher alcanza su meta a un precio muy alto, a veces parece que no pudiera aguantar o que con el mayor de los gustos se hubiera arrepentido. Sin embargo en el final logra firmar un empate: Deja constancia de haber sido muy feliz aunque en muchas partes haya querido cantar que me han echao en el fogón ramitas de mataojo
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