viernes, 25 de diciembre de 2015

Mi camino hacia el ateísmo - Etapa 4 / 9


Etapa 4: No-católico 

Escribo esta entrada un 24 de diciembre.  Tremenda coincidencia, pues esta etapa está íntimamente relacionada con la manera en que mi familia ha celebrado navidad y otras fechas importantes.  En este momento, mi teléfono está lleno de mensajes de la familia, mensajes de felicitación, celebración, gratitud, esperanza y optimismo, y todos están mediados por un fuerte componente religioso. De hecho, resultan ser mensajes religiosos en los que de manera tangencial se toca el motivo de la celebración, que pasa a un segundo plano, y así se hace a lo largo del año en cada fecha que merezca ser celebrada.  Un ejemplo ilustrativo:  La tendencia no es desear un feliz año nuevo, sino que dios te permita tener un feliz año nuevo, no se desea un feliz cumpleaños sino que se desea que dios te dé muchos años más de vida y felicidad, y así.  De igual manera sucede con graduaciones, ascensos, logros deportivos o académicos, conseguir un nuevo trabajo, cualquier reconocimiento de cualquier tipo e incluso situaciones triviales que bien podrían tener (y a mis ojos lo tienen) un carácter no religioso.

Esta es la cuarta etapa de mi proceso y recién estoy llegando a la primera negación explícita de importancia.  El camino hasta aquí ha sido difícil precisamente porque amo profundamente a mi familia, porque los considero personas muy bondadosas, honestas, solidarias y porque ese amor es recíproco.  El vínculo es y ha sido muy fuerte, al igual que el vínculo entre mi familia y su religión, así que para un joven que comienza a tener las dudas que ya comenté en entradas previas, resulta angustiante no encontrar tan fácilmente una frontera que me permitiera definir qué rechazar y a qué quería seguir vinculado.  Todos los diciembres se mezclaba la alegría del reencuentro (yo siempre viví en una ciudad diferente a la de mi familia extensa), el deseo de marginarme de algunas actividades de congregación familiar en las que ya no creía, que ya no me interesaban o de las que estaba totalmente en contra, y algo de culpa o frustración precisamente por marginarme de estar con los que había ido a ver.

Hay otro punto crucial en esta etapa, y es que paralelo a mi descreimiento y alejamiento de la iglesia católica, mi familia comenzó un proceso muy fuerte en la dirección contraria, casi rozando la fanatización (de esto hablaré en una próxima entrada) y del que de todas maneras me hubiera alejado si hubiera sido católico, pues alejarse era solo cuestión de sensatez.  Este proceso de mi familia, y toda la reflexión que hice alrededor de él, enterraron la última posibilidad de haber permanecido ligado a la iglesia,  y esto fue determinante para que el camino que siguiera a partir de allí fuera el que al final me condujo al ateísmo, y no cualquier otro.

Digo esto porque muchas personas logran llegar a esta etapa (el estado de  no-catolicidad, que no es más que una estación temporal de la que parten muchísimos caminos diferentes), pero el camino que siguen a partir de allí depende mucho de cómo llegaron.  Todas las personas que han abrazado otra religión han tenido que pasar por aquí, pero avanzan según el tipo de cosas que deben negar y rechazar de manera explícita, la manera en que lo hacen y con qué remplazan aquello que están negando.  En la próxima entrada resumiré lo que tuve que negar para llegar a este punto.

¿Y qué tenía de malo este estrechamiento de lazos entre mi familia y su religión?  No hubiera tenido nada de malo si no hubieran expresado conductas que cualquiera supondría superadas por la modernidad y el raciocinio, o si yo me hubiera dejado contaminar de esa oleada de credulidad y obediencia en cosas que incluso desde dentro de la propia iglesia tiene voces de rechazo, pero ya me había salido y eso no solo me marginaba de estar en un entorno libre de tensión (lo llamaré así) sino que me permitió ser testigo objetivo de comportamientos, opiniones y decisiones que yo ya rechazaba en cualquier persona que las tuviera, con la diferencia que ahora las veía en la gente que amaba.  Y claro, me exasperaba por ello, y se fortalecía mi postura anti-eso cuando podía haber sido indiferente-a-eso, y hubiera sido mucho mejor para todos (de hecho, al final lo fue).

De modo que allí estaba yo, confirmando "no hago parte de esto", negando un elemento pero aún sin las agallas de negar todo el conjunto.


¿Hasta cuándo duró esta etapa?

En la llamada aquella en la que me invitaban a ser padrino de bautizo yo ya estaba completamente fuera, pues me aventuré a declararme ateo y ya tenía algo de razón. Así que para esta cuarta etapa propongo la siguiente referencia: Mi amigo Adam y yo fuimos a la oficina del profesor Rivera (director del departamento de Química) a consultar algo sobre nuestras notas finales.  Eso significa que se trataba del semestre en que vi Síntesis Orgánica, diciembre  de 1996, tenía entonces 20 años.

Después de tratado el tema que nos llevó hasta su oficina, resultamos hablando unos minutos de dios y religión (Supongo que por un saludo de navidad por parte del profe) y de la posible contradicción entre ser un científico y tener creencias religiosas.  Entonces éramos tres con tres posturas definidas y diferentes:  Adam, quien decía ser un ateo convencido y veía imposible ser científico y religioso; mi profesor, quien decía ser una persona religiosa que no veía contradicciones con su profesión científica; y yo, que manifesté que no era practicante de ninguna religión, pero que me consideraba aún una persona espiritual que se quería sentir en armonía con el mundo y se maravillaba con el orden de las cosas.  También recuerdo haber manifestado que no podía negar aún la existencia de un dios (Me faltaban elementos para hacerlo), que me inclinaba a sentir a un dios (pero no al dios cristiano) en el orden, equilibrio y armonía del mundo a todos sus niveles, y que en ese sentido mi formación científica fortalecía esa idea al llenarme de datos, ejemplos y explicaciones de esa armonía.

Esa última declaración me pone directamente en el corazón siguiente etapa (la que yo llamo "de exploración"), que en realidad coexistía desde años antes.


Leer etapa 7

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